Más allá de la exuberante vegetación de sus paisajes, sus espectaculares senderos y sus característicos bosques de laurisilva, La Gomera cuenta con increíbles monumentos naturales, pero también con acogedores y pintorescos pueblos donde descubrir rincones llenos de encanto. Espacios únicos en los que conectar con la cultura de las Islas Canarias y su influencia en episodios de la Historia Universal como el Descubrimiento de América en una experiencia única, una visita indispensable.
Parque Nacional de Garajonay
Estamos ante uno de los tesoros naturales más importantes del mundo, lo cual le ha merecido el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad. Garajonay alberga una de las mayores y mejor conservadas muestras de la laurisilva, un conjunto de especies vegetales que se extinguieron en la mayor parte del planeta hace millones de años.
Este frondoso y primitivo bosque de El Cedro, donde la intervención humana es casi inexistente, ha encontrado un refugio en La Gomera gracias sobre todo a la humedad y al fenómeno de la «lluvia horizontal» que originan los vientos alisios. Enormes árboles y helechos que apenas dejan pasar la luz, el musgo, el silencio solo interrumpido por el sonido de aves endémicas y de los riachuelos, el olor a tierra mojada… crean un ambiente casi fantasmagórico que nos traslada a cuentos de extrañas y lejanas tierras. ¡Uf, sobrecogedor!
Roque de Agando
Integrado en el Monumento Natural de los Roques, el de Agando es el más emblemático de los cinco enormes monolitos volcánicos que la erosión ha ido modelando durante millones de años. Estas impresionantes estructuras representan verdaderos hitos en el magnífico paisaje que se puede admirar en toda su plenitud desde los miradores de Morro de Agando, los Roques y El Bailadero.
El porte y la imponente presencia de este gigante de piedra justifica su protagonismo. El color gris de estas masas volcánicas que parecen querer rozar el cielo contrasta con el verde de la laurisilva que corona las cumbres de las montañas circundantes. Y en las faldas de Agando, un recuerdo triste pero necesario: el monumento a los fallecidos en el incendio de 1984, uno de los más voraces sufridos en la isla.
Los Órganos
Este Monumento Natural solo puede contemplarse desde el mar, pero la excursión en barco hasta este lugar merece sin duda la pena. El enfriamiento y posterior erosión de la antigua roca volcánica del acantilado originó una espectacular estructura que nos recuerda a los tubos de un órgano, pero estos caen vertiginosamente al mar. Es tal la similitud que parece que de un momento a otro comenzará a sonar la música. ¡Sí, la naturaleza también tiene sus caprichos!
Agulo
Si te decimos que esta encantadora localidad de la isla también es conocida como el «bombón de La Gomera», ya podrás imaginar su atractivo, así que ya sabes, visita irrenunciable. El casco histórico es uno de los mejores conservados de las Islas Canarias, pero es que, además, se eleva sobre una plataforma volcánica desde donde podemos contemplar unas vistas extraordinarias del majestuoso volcán del Teide, en la vecina isla de Tenerife.
Rodeado de la vegetación del Parque Nacional de Garajonay, y con una amplia y cuidada red de senderos, este pintoresco pueblo aún conserva los restos de un antiguo pescante donde se embarcaban los plátanos y tomates de la isla para su exportación.
Vallehermoso y Valle Gran Rey
Ambos municipios se extienden a lo largo del noroeste y suroeste respectivamente, desde la costa al interior, por lo que la variedad de sus paisajes es extraordinaria.
Vallehermoso, el más extenso de La Gomera, abarca las vertientes norte y sur, y sin duda hace honor a su nombre: frondosas cumbres tapizadas de verde, vastos palmerales, valles salpicados de encantadores caseríos, un casco histórico con interesantes muestras de la arquitectura tradicional y, en la desembocadura de uno de sus abruptos barrancos, una pequeña playa y piscinas para disfrutar de un relajante chapuzón. Cuenta, además con el más extenso y mejor conservado sabinar de Canarias, todo un espectáculo para los amantes de la naturaleza. Tampoco podemos dejar de visitar El Cercado, famoso por su alfarería, donde podremos aprender los secretos e este oficio tradicional gomero mediante una v isita al Centro de Interpretación de Las Loceras. ¡Vallehermoso lo tiene todo!
Valle Gran Rey, por su parte, se ha convertido en el principal núcleo turístico de la isla. La belleza de su intrincada orografía, donde hermosos palmerales cobran protagonismo junto a laderas cubiertas de terrazas de cultivo perfectamente labradas, y sobre todo sus playas de fina arena volcánica que contrasta con el intenso azul del océano, hacen de este lugar uno de los más visitados de La Gomera. Además de disfrutar de la playa, hay que aprovechar la ocasión para recorrer alguno de los numerosos senderos o dar un paseo en bicicleta. ¡Los mejores planes para conectar con la naturaleza!
San Sebastián, la capital de La Gomera
La capital de la isla, fundada en torno a 1450, conserva las huellas del paso de Cristóbal Colón antes de poner rumbo al descubrimiento del Nuevo Mundo, así como un interesante conjunto de edificaciones que datan de los siglos XV al XX. Una de ellas, de visita obligada, es la famosa Torre del Conde, una fortificación construida en 1470 para la defensa ante las rebeliones internas. En la actualidad, acoge una exposición de cartografía histórica de La Gomera.
Tampoco podemos perdernos el Museo Arqueológico instalado en la Casa de los Echevarría, en cuya fachada destaca el escudo de armas realizado en madera. En su interior se conservan piezas aborígenes de gran valor, recreaciones de yacimientos y un completo material didáctico para conocer mejor el pasado de la isla. Además de las iglesias y ermitas, no puede faltar en nuestro itinerario histórico la Casa de Colón, antigua vivienda del siglo XVIII que alberga una interesante exposición de escultura precolombina.
Un recorrido por sus playas, de las más salvajes a las familiares
Si nos desplazamos al municipio de Hermigua, al norte de la isla, podremos disfrutar, entre otros muchos encantos, de una de esas playas de ensueño, tranquilas y poco frecuentadas, que día tras día enamoran a viajeros de todo el planeta: la Playa de la Caleta. Se accede a través de una carreterita de curvas, aunque la parte final debemos hacerla a pie. El resultado no puede valer más la pena: nos encontraremos con una playa de arena negra y aguas cristalinas ideal para desconectar del mundanal ruido. De hecho, nada mejor si la vida nos lleva a La Gomera que perdernos por sus bosques y explorar su costa sin rumbo, pues nos encontraremos con enclaves mágicos y rincones paradisíacos cada dos pasas.
La Gomera cuenta también con playas urbanas, que disponen de todos los servicios, ideales para pasar una jornada de relax y nadar de lo lindo en sus aguas siempre limpias y cristalinas. Una de ellas –aunque hay muchísimas– es la Playa de Santiago, una de las más grandes de la isla, un despliegue de arena negra y aguas claras, de fácil acceso, oleaje moderado y rodeada de comercios y restaurantes.