El Festival de Cannes de 2019 tuvo un protagonista muy especial gracias a la película La Gomera, de Corneliu Porumboiu
El filme terminó, y el exigente público de Cannes se puso en pie para celebrarlo. O en palabras de Odile Antonio Báez, invitada a la fiesta del cine como parte de la delegación del Cabildo de La Gomera, “la aceptación de la película ha sido increíble y toda la sala acabó fascinada por el Silbo”. Bajo el título de La Gomera (The Whistlers para el público extranjero), el afamado director de cine Corneliu Porumboiu ha conseguido que una de las señas de identidad más destacadas de la isla canaria brillara en la gran pantalla, convirtiéndose en uno de los motores que podría llevarle a conseguir la Palma de Oro.
La Gomera cuenta la historia de un policía corrupto que viaja a las Islas Canarias para aprender el Silbo, un lenguaje ancestral que servía a los habitantes de la isla para comunicarse desde la lejanía, a través de la abrupta orografía, y que convierte el lenguaje humano en silbidos tonales que se reconocen en la distancia. El motivo para aprender el Silbo será la intención de este policía de comunicarse secretamente con un mafioso al que quiere sacar de la cárcel. Según el crítico de Otros cines, Diego Batlle, La Gomera no sólo expone la belleza de la denominada “perla de las Islas Canarias” (sí, así la presentan nada más comenzar el filme), sino que además “recicla y luego subvierte y los elementos del cine de género”, logrando “desmarcarse de su filmografía previa y de casi todo el cine de su país”.
Porque, ¿cómo acabó un afamado director de origen rumano en las Islas Canarias? ¿Qué le hizo enamorarse de La Gomera? ¿Cómo logró plasmar la importancia del Silbo gomero en su película? La respuesta a lo último la tiene Kiko Correa, maestro de este peculiar lenguaje, que ha acompañado a todo el equipo durante el rodaje y enseñado a los actores a dominar dicho arte. Según sus declaraciones para Europa Press: “Estuvimos trabajando durante dos semanas antes del rodaje, de cuatro a seis horas diarias, y en la propia grabación, y fue sorprendente su disposición y empeño”.
Correa no es el único maestro de Silbo de la isla. De hecho, su estudio fue implantado como asignatura obligatoria en las escuelas de Primaria de La Gomera en 1999. Esta medida pretendía poner en valor algo que forma parte de la cultura canaria y que, a pesar de ser desconocido para muchos incluso dentro del territorio español, fue considerado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en 2009.
A pesar de haber hecho brillar un lenguaje desconocido en la alfombra roja de la Costa Azul, hay un dato muy curioso que Corneliu Porumboiu ha reconocido a los periodistas y cinéfilos durante el festival: él no tiene ni idea de cómo practicar el Silbo. Y, sin embargo, tal y como confiesa a Javier A. Fernández en El Viajero de El País, eso no quiere decir que su esencia y su sonido no le haya cambiado la vida, tal vez para siempre: “Me pareció algo poético, me atrajo la idea de que una forma de comunicación ancestral se pudiera seguir usando en el mundo actual”.