Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad. Esta célebre frase, utilizada por el astronauta Neil Armstrong en su llegada a la Luna, bien podría haberse acuñado en el Mirador de Abrante. Situado en La Gomera, esta moderna instalación nos invita a conquistar el vacío con un paseo a más de 600 metros de altura a través de una pasarela de cristal. Una experiencia única, lo mires por donde lo mires.
La tercera isla más pequeña del archipiélago canario tiene grandes maravillas naturales por contemplar. Quizá por ello cuenta con más de 30 miradores repartidos a lo largo de su territorio. Los hay celestiales, como el de El Santo y La Cruz del Viento; con nombres célebres, como el Mirador de César Manrique o el de Borges; secretos, como el del Bailadero… Y aunque todos poseen el poder de dejar boquiabierto, hay uno que va un paso más allá en lo que a espectacularidad se refiere.
Ubicado en Agulo, el Mirador de Abrante desafía a la gravedad. Una pasarela voladiza de suelo y paredes transparentes que permite dar un paseo de 7 metros por el mismísimo cielo. Bajo nuestros pies, el que muchos consideran el pueblo más bonito de La Gomera y los pintorescos barrios que lo rodean. Y, si las nubes lo permiten, se puede alcanzar a ver la silueta del Teide y las costas de la vecina Tenerife. Unas panorámicas de vértigo que han hecho de este mirador uno de los imprescindibles de la isla, pese a haber sido construido en 2014. Sin embargo, la magia que envuelve a este lugar ya venía de mucho antes.
Según cuenta la leyenda, el nombre de Abrante proviene de una joven local enamorada que perdió a su amado. Presa del dolor y tras probar diferentes remedios, encontró en esta imponente vertical la única manera de volver a reunirse con él. Puede que eso explique el motivo por el cual el corazón se acelera con solo poner un pie en este lugar. Por si no fuera suficiente caminar por el cielo y contemplar un paisaje con mucha historia, el Mirador de Abrante aún guarda otra sorpresa. En su interior acristalado hay un restaurante perfecto para realizar un alto y maridar la gastronomía canaria con unas vistas totalmente únicas.
Rutas perfectas para perderse en el horizonte
Vivir en primera persona imágenes de postal a través de estas atalayas no solo es cosa de La Gomera. Las Islas Canarias cuentan con una red de más de 80 miradores habilitados, que son perfectos para explorar su belleza volcánica a vista de pájaro. Además, la cercanía entre ellos permite llevar a cabo excursiones en coche a nuestro aire para explorar el paisaje desde diferentes puntos de vista.
Uno de los más destacados de esta larga lista es el Roque de Los Muchachos, el punto más alto de la isla de La Palma y un auténtico palco de honor desde el que deleitarse con la belleza del Parque Nacional de Taburiente o contemplar un mar de estrellas al llegar la noche. En Tenerife, aguarda el Mirador de Humboldt, un tranquilo lugar con vistas al Valle de La Orotava y sus infinitas plantaciones de plataneras, y desde donde podemos otear hasta tres volcanes. El Hierro, por su parte, dedica uno de sus mejores miradores al océano y las caprichosas formas de su costa. Desde lo alto de Isora podemos contemplar una espectacular bahía interior fruto de un deslizamiento gravitacional sucedido hace siglos. Gran Canaria, por su parte, se sumerge en la naturaleza a través del Pico de los Pozos de la Nieve, un balcón natural a casi 2.000 metros de altitud desde el que captar la majestuosidad de una auténtica Reserva de la Biosfera.
Cuando la naturaleza se funde con el arte…
Cuando la naturaleza se funde con el arte da lugar a una genialidad. Algo que se puede comprobar tanto en el Mirador del Río de Lanzarote como en el de Morro Velosa. Ambos tienen en común el sello del artista canario César Manrique, algo que se nota tanto a nivel arquitectónico como en su interpretación de los espacios. El primero de ellos se encuentra en Lanzarote y es una de sus creaciones más célebres. El segundo descansa en el Parque Rural del Macizo de Betancuria y permite ver Fuerteventura en profundidad en un simple abrir y cerrar de ojos.