Declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO, La Gomera es una de las mayores joyas ecológicas del mundo por la riqueza de su biodiversidad natural. Es la región europea con mayor tasa de endemicidad, con dos endemismos por cada kilómetro cuadrado. Sus 17 Espacios Naturales Protegidos conforman un legado que adquiere mayor valor por su naturaleza volcánica, su ubicación geográfica, su especial morfología, su altitud y las bondades de su clima. De forma casi redonda, sus apenas 370 kilómetros cuadrados albergan vertiginosos barrancos y valles de ensueño que desembocan en el mar. Posee, además, buen tiempo todo el año gracias a los vientos alisios. Así que el aislamiento de La Gomera ha sido una bendición para las especies de flora y fauna que permanecen en este templo para su conservación. Desde el Pico de Garajonay, con 1.487 metros de altitud, hasta el mar es un privilegio contemplarla a pie, a través de sus más de 600 kilómetros de senderos, o en bicicleta a través de sus casi 92 kilómetros de rutas ciclistas señalizadas.
Más de 1.000 especies endémicas
La Gomera es un arca de la biodiversidad animal. Alberga 4.182 especies terrestres, de las que 1.021 son endémicas. De este número, un 25 por ciento, unas 264, son exclusivas de la isla. Las encontramos en tres grandes ecosistemas terrestres: el matorral costero, los bosques termófilos y el pinar. A nivel del mar la riqueza de especies nos sorprenderá si realizamos el Camino Natural Costas de La Gomera (GR-132), que puede consultarse en la APP de Info La Gomera. La ruta de los Sabinares, en el municipio de Vallehermoso nos permite distinguir todo el esplendor del bosque termófilo, que se extiende en zonas bajo el influjo del mar de nubes, debido a los vientos alisios. Gracias a ellos, en la isla encontramos especies como el palmeral o el retamal y grandes extensiones de monteverde, compuesto por laurisilva, tesoro del Terciario y de la isla que se encuentra protegido en el Parque Nacional de Garajonay. Asimismo, este es uno de los pocos lugares del mundo donde los pinares naturales se encuentran en mayores altitudes que el monteverde. Viven asociados a los roques, como en la zona del Roque de Agando, en San Sebastián de La Gomera, en Roque de Imada, en Alajeró, o en Roque Garabato, en Vallehemoso.
Tesoros de bosque de la Era Terciaria
El Parque Nacional de Garajonay está reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Posee una de las mejores muestras de laurisilva, un bosque húmedo de variadas especies de hoja perenne que en el Terciario cubría prácticamente toda Europa, pero que hoy se conserva en muy pocos reductos como esta isla de naturaleza virgen. El senderismo a través del parque nos permite apreciar el esplendor del bosque de laurisilva, con sus arbustos trepadores, sus musgos y el mundo de hongos que viven a su alrededor. A través de la ruta de Meriga, en el municipio de Agulo, podremos apreciar árboles de hasta 35 metros de altura con viñátigos, que forman asombrosas galerías flanqueadas de helechos. “Impresiona por su belleza y por su misticismo. En este bosque comprendemos por qué la naturaleza es un legado que debemos preservar”, explica Amparo Herrera Rodríguez, guía del Parque Nacional de Garajonay.
La joya de la fauna insular
El lagarto gigante de La Gomera es uno de los cuatro reptiles más amenazados del planeta. Se redescubrió hace pocos años en los acantilados de La Mérica, en Valle Gran Rey, y hasta entonces se consideraba extinto y solo se tenía constancia por los fósiles encontrados. Se trata de ejemplares de más de un metro de longitud que también nos trasladan a hace muchos muchísimos miles de años. En la isla existen tres reptiles más que son endémicos. Habitan en las zonas costeras de Vallehermoso y San Sebastián de La Gomera.
Y es que la fauna endémica de la isla es también abundante; los invertebrados son legión, especialmente en la laurisilva, donde desempeñan un papel clave en los ciclos de la vida del bosque. Solo en el Parque Nacional de Garajonay se encuentran 153 especies endémicas de La Gomera. Junto a ellas, la avifauna destaca con la presencia de 50 especies, de las que tres son endémicas, como las palomas turqué y rabiche, endemismos ligados al monteverde, la chocha perdiz y el lagarto gigante, que son auténticas reliquias vivientes.